“La silla de ruedas no me limita, la falta de infraestructura si”

Para muchos límites son imaginarios y están directamente relacionados a lo que creemos que podemos hacer y que no, sin embrago para otros, los limites están a la vista y están directamente relacionados a vivir en un lugar donde las condiciones no están dadas para llevar una vida normal al estar en una condición menos favorecida.
Nahuel Speranza Méndez tiene 40 años, desde el año 2.010 está obligado a usar una silla de ruedas tras un accidente de tránsito donde un camión colisiono con un colectivo urbano que se dirigía a Cataratas del Iguazú, que le provocó la rotura de la columna vertebral. De los heridos en ese accidente Nahuel es que tiene la secuela más grave y hoy debe utilizar una silla de ruedas.
“Estuve 363 días internado, el día del accidente salí de casa y no volví. Después del accidente me trasladaron a Buenos Aires de donde soy oriundo, sin embargo opte por volver a Iguazú por varios motivos, entre ellos cerrar un ciclo y la seguridad porque a mi esposa la habían asaltado 3 veces seguidas”

Nahuel, volvió a Iguazú para cerrar un ciclo y cambio una ciudad mucho más accesible por la seguridad de su familia, sin embargo debe lidiar con las limitaciones que impone la ciudad, que por lo pronto no cuenta con planes de cambios o mejoras pese a que existe una ley que obliga contar con espacios adaptados para personas con limitaciones motrices.
Nahuel y su familia volvieron a Iguazú en el año 2.015, allí el primer desafío fue conseguir una casa para alquilar en la que pueda desplazarse o que pueda adaptarse a sus necesidades y luego el reto fue conseguir trabajo. “Conseguir casa es muy difícil, y más aún si necesitas ciertos espacios para poder llevar una vida normal, una vez que logramos un lugar apto para vivir, estuve 9 meses buscando trabajo, recorrí todos las empresas posibles, pero no hay espacios para que una persona en silla de ruedas pueda trabajar” y agregó “una de las empresas me dijo que quería hacer que ellos estaban dispuestos a acondicionar un puesto a mis necesidades. Sin embargo me contrato el Dutty Free Shop que fue adaptando los espacios para mi e incluso aporto constantemente para que el shopping mejore en accesibilidad”

Una vez resuelto el espacio para vivir y el trabajo, aún queda por reclamar infraestructura para que todas las personas puedan acceder a espacios públicos y a comercios en general “la ciudad no cuenta con muchos lugares accesibles, siempre hago compras en los mismo lugares porque no puedo entrar. Hace unos días mi esposa me compro una remera, la tuve que ir a la cambiar y me tuve que quedar afuera porque no tiene rampa. Al que puedo entrar no tiene probadores adaptados” recalcó
La accesibilidad no es solamente una rampa, es contar con mostradores accesibles, probadores, baños entre otros. “no salgo lo suficiente, no puedo decir que los restaurantes son accesibles porque no sé si puedo entrar a los baños. Salgo poco justamente por eso. Tampoco visito a mis amigos por mucho tiempo porque la cuestión sanitaria, no siempre puedo entrar a los baños” explicó
Pero no solamente los comercios imponen límites, sino los edificios públicos “yo tengo dos multas de tránsito, pero no pudo ir a reclamar al juzgado de faltas porque no puedo entrar. La oficia de discapacidad donde está la junta evaluadora no es accesible. Para mí la ciudad es un 30 por ciento accesible, pero porque tengo automóvil. Para las demás personas creo que entre un 15 o 20% porque no tenemos transporte urbano adaptado”

La falta de planificación es un problema que nadie quiere solucionar “las veredas (donde hay) son intransitables, las rampas están en mal estado y así cientos de cosas. Hable personalmente con Arturo García (director de obras privada de la municipalidad) por la falta de accesibilidad y me hizo un gesto con los hombros como diciendo *que quieres que haga*»
Hace casi dos años Nahuel accedió a una casa entregada por el IPRODHA la misma es accesible, sin embargo solo hasta la vereda. Es por ello que presentó un pedido por escrito solicitando asfalto para su calle, pero hasta el momento no ha recibido respuestas. “para ir a la ferretería, a la farmacia y la clínica que queda a dos cuadras de mi casa debo ir en auto, porque el empedrado es imposible de transitar. Los limites no están en la silla de ruedas, sino en la infraestructura” remató
Tras la cruzada Mili Volvió a la escuela

La empatía y el trabajo en conjunto quedó en evidencia cuando los vecinos del barrio Santa Rosa ayudaron a Milagros Díaz, conocida como la joven huesos de cristal, a cumplir el sueño de volver a la escuela. La Cruzada fue impulsada por le comisión barrial en ese momento presidida por Elida Maidana que propuso a los vecinos construir la vereda desde la casa de la joven hasta la escuela secundaria ubicada a 4 cuadras. Esto se dio ante la negativa del gobierno municipal de asfaltar la calle alegando que era una cuestión política.
Tras la exposición del caso por El territorio, el gobernador Oscar Herrera Ahuad solicito la construcción de una vivienda adaptada para la joven y envió una silla de ruedas nueva para que Mili pudiera regresar a la escuela. Hoy la joven cursa el tercer año de la secundaria, sin embargo aún se espera que se ejecuten las 4 cuadras de asfalto en la zona.
Cabe destacar que la joven junto a su familia solicitó al Concejo Deliberante el asfalto para la calle, primeramente el pedido fue negado. Pasadas las elecciones generales del 20.19 el proyecto fue tratado en el cuerpo deliberativo y aprobado por unanimidad pero fue vetado por el intendente Claudio Filippa.